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Las vacaciones son para todos menos para mi.

  Desde que era chica escuchaba decir esto a mi mamá y cuando fui madre supe de lo que hablaba. Viajar con los mellizos pequeños era trasladar mitad de casa hacia al destino de vacaciones. Con los 3 son las discusiones por quien va en la ventana, “que me tocó el brazo” y los innumerables “¿Cuánto falta?”.

  Todo lo bueno requiere de un esfuerzo, pero hemos aprendido que el disfrutar es después del trabajo duro y no logramos disfrutar del viaje. Esto sumado a la creencia que todo lo debemos hacer nosotras porque lo hacemos mejor o porque nadie lo hará lo empeora.

  Es por eso que cuando vienen vacaciones traemos ese ideal de “no hacer nada” y la imagen de estar en la isla desierta tomando sol. La realidad nos golpea fuertemente y anhelamos tener vacaciones de las vacaciones.

  Para disfrutar de unas vacaciones en familia estas deben ser para cada uno de los integrantes. Independiente de la edad de los niños, es bueno hacer una reunión previa y que cada uno pueda decir que le gustaría hacer, así se sienten valorados y aprenden a respetar los tiempos de cada uno.

  En segundo lugar, soltar la creencia que debemos entretener a los niños. En algún momento nos hemos creado la obligación de tenerles panoramas diarios y que deben disfrutar de unas vacaciones extraordinarias, lo cual es incorrecto y trae un agotamiento excesivo a los padres.

  Las vacaciones deben ser lo mejor para la familia, por lo que se pueden dividir para hacer actividades todos juntos, salir en pareja, salida con un sólo hijo y tiempos de soledad. Es muy bueno dejar días para estar en casa en tranquilidad.

  Aunque suene extraño, es beneficioso en vacaciones mantener las rutinas. Recuerdo haber llegado un par de veces con los mellizos dormidos en el auto, exhaustos de todo lo realizado en el día, era fácil acostarlos. Pero al día siguiente estaban más irritables, ya no se querían bañar porque no era el horario habitual, cuestionaban lavarse los dientes porque la noche anterior no lo habían hecho y eso continuaba durante varios días después.

  Podemos modificar algunas cosas de la rutina en vacaciones, como por ejemplo aplazar los horarios de dormir ya que es habitual que a las 21 horas aún hay luz solar, pero los límites y el ritmo es mejor mantenerlos, ya que el niño sabe lo que viene y lo tiene tan claro que lo da por hecho.

  Revisa que son para ti las vacaciones, si sientes que son más trabajo, tal vez sea tiempo de incorporar nuevos límites en tu día a día, ¿Qué estás dispuesta ceder y qué no?

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